miércoles, 15 de junio de 2011

Boda: Gobierno y Banca



Queridos hermanos:

Como me gusta tener aquí a esta pareja tan joven que quiere contraer matrimonio. En esta época en la que la gente ha perdido la fe en el Euro, donde no hay nada más que acampados, apóstatas de la economía, gente que lo quiero todo YA, ahora. Esta pareja es un ejemplo que me llena de gozo y me produce gran alegría. Me enorgullece oficiar esta unión tan especial para mí. Sobre todo porque a pesar de haber mantenido relaciones financieras prematrimoniales, han conseguido preservar el interés que los unía desde el principio a ambos.

Yo a estos dos los conozco desde que la democracia estaba en pañales. Me acuerdo todavía cuando Gobierno se independizó de esos padres tan autoritarios. ¿Verdad Gobierno? Bueno…Y aquí Banca, ¿eh? que por aquella época estaba nacionalizada y no había puesto ni un piececico fuera. Y no era por miedo, no, sino porque no podía. Y ahora, mira. Aquí, los dos junticos. Casándose.

Bueno, pasemos a lo que habéis venido a presenciar todos: el acto de unión de esta pareja.

Banca. Gobierno. Habéis venido aquí para que el altísimo, el todopoderoso, el omnipotente y sagrado Euro garantice con su sello vuestro amor, ante el Mercado aquí congregado y presidido por su ministro.

Vosotros, que un día fuisteis consagrados con la peseta seréis hoy bendecidos en el Sacramento de vuestra unión con el Euro. En el día de hoy, el Capital va a bendecir vuestro amor, y os enriquecerá y os dará poder para que os guardéis siempre mutua fidelidad y podáis cumplir siempre con vuestra misión de casados.

Lectura del Santo Economicon – Usureros 27:06 - El milagro de la multiplicación de las casas y los coches.

Bota pequeña tenía un negocio con el nombre de la capital Cántabra donde vivía. Un día, decidió prestar dinero a los pobres a cambio de que se lo devolvieran poquito a poco. Los pobres malos, que utilizaban ese dinero para comprar casas y coches, vivían felices disfrutando de todo lo que compraban. Bota pequeña, que recibía lo que había prestado con muuuuchos beneficios, se hizo rico. Así que siguió prestando y prestando con la única esperanza de que la gente siguiera siendo feliz.

Un día, los pobres malos muertos de hambre dejaron de pagarle porque decían que no tenían para comer. Pero como bota pequeña venía de una estirpe de prestamistas habló con el máximo representante del populacho y lo convenció para que lo ayudara. Y a cambio de un pequeño intercambio económico, le devolvieron todos los beneficios que los pobres malos muertos de hambre y egoístas no le habían devuelto.

En el nombre del Euro, y del Dólar y del Capi-talismo, Yén.

Por lo tanto, queridos hermanos, lo que la lectura nos quiere transmitir es que hay que desconfiar de los pobres malos muertos de hambre egoístas y usureros… si queremos ser ricos y alcanzar el paraíso fiscal.

Después de esta necesaria lectura ante esta asamblea, os pregunto sobre vuestra intención.

Banca. Gobierno. ¿Venís a contraer matrimonio interesadamente?

Sí venimos interesadamente.

¿Estáis decididos a conspirar y beneficiaros mutuamente durante toda la vida?

Sí estamos decididos.

¿Estáis dispuestos a recibir del Capital los beneficios del resto de la sociedad y a velar por la permanencia de la estructura económica y política para que solo vuestros hijos se enriquezcan según la ley de la oferta y la demanda?

Sí, estamos dispuestos.

Así pues, ya que queréis contraer Santo Matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante el Capital y su Mercado.

(Los esposos unen su mano derecha y responden a las preguntas del sacerdote:)

Gobierno, ¿quieres recibir a Banca como esposa, y prometes serle fiel en las crisis y en las bonanzas, en la riqueza y en la extrema riqueza y defenderla en el parlamento y ante la opinión pública?

El esposo: Si, quiero.

Banca, ¿quieres recibir a Gobierno como esposo, y prometes serle fiel en las campañas electorales, así como en los casos de corrupción y malversación, y en el blanqueo de dinero?

La esposa: Si, quiero.

(El sacerdote prosigue diciendo:)

Si hay alguien en esta Asamblea que se oponga a esta unión, que hable ahora o calle para siempre.

(Entre el público, una chica – CIUDADANÍA – comienza a increpar al Gobierno:

CIUDADANÍA: ¡Yo me opongo!! Gobierno, ¿Por qué me has abandonado? Tú y yo podríamos haber hecho buena pareja. Estábamos predestinados. Podríamos haber sido tan felices... Vuelve, vuelve. Yo te creé y creía en ti…

(A un gesto del Gobierno, un par de mossus de escuadra la reducen a palos y la amordazan)

¿No hay nadie, no? Bien.

Emmm….El Capital, que hizo nacer entre vosotros el amor, confirme este consentimiento mutuo que habéis manifestado ante el Mercado. Lo que el Euro ha unido, que no lo separe la Ciudadanía.

Los anillos…

(Se sacan los anillos)

El Euro bendiga estos anillos que vais a entregaros el uno al otro en señal de amor y fidelidad.

Las arras…

(El esposo pasa las arras a la esposa diciendo:)

El esposo: Banca, recibe estos miles de millones en señal de mi amor y fidelidad a ti.

(Bendición y entrega de arras. /ad libitum)

Bendice, Euro estos millones que pone el Gobierno en manos de Banca y derrama sobre ellos la abundancia de tus bienes.

(La esposa toma las arras y las entrega al esposo diciéndole:)

La esposa: Gobierno recibe estos intereses como medida de protección del sistema capitalista y signo de los bienes que vamos a compartir.

Por el poder que me otorga la Economía yo os declaro marido y mujer.

Podéis besaros.

Por último, antes de que los invitados acudáis al banquete, quería deciros que han llegado a mis oídos rumores acerca de que hay unos infieles al capitalismo convocando una manifestación el 19 de junio en contra del Pacto del Euro. No se os ocurra acudir a su llamada aquí en el ayuntamiento.

Para salvar las almas de estos pecadores, recemos todos juntos un padre Euro:

Padre Euro que estás en Ginebra,

Santificada sea nuestra deuda,

Venga a nosotros tu crédito,

Hágase tu voluntad,

Así en el Ibex como en el Nikkei,

Danos hoy nuestras riquezas de cada día,

Y perdónanos nuestros fraudes,

Al contrario que nosotros,

Que no perdonamos ni un euro,

Déjanos caer en la tentación,

Y danos un poco más.

Yén.

Podéis iros a robar.


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